¿Hay cabida para nuevos negocios en la empresa familiar?

Por Leonardo J. Glikin, Consultor de Empresa Familiar Certificado, director de CAPS Consultores,www.caps.com.ar 

25-06-2025 - Por La Movida Platense

En el vertiginoso mundo actual, donde la innovación marca la diferencia entre crecer o desaparecer, la famosa frase "cocodrilo que se duerme es cartera" cobra un significado particular dentro de las empresas familiares. 
En este ecosistema singular -donde conviven vínculos afectivos, responsabilidades económicas y legados compartidos- la capacidad de generar nuevos negocios no es sólo una posibilidad estratégica, sino también una expresión vital del dinamismo familiar. 
Sin embargo, no siempre es fácil, ni para la empresa, ni para quien propone la idea. A menudo, una iniciativa disruptiva nacida del entusiasmo de un miembro joven de la familia puede chocar con la cultura, los miedos o las estructuras de poder del grupo empresario. 


¿Qué puede pasar cuando alguien propone una nueva idea?


Los escenarios que se abren son tan variados como humanos. Veamos algunos patrones que se repiten en muchas familias empresarias: 
Ninguneo y "cajoneo

El nuevo negocio ni siquiera se analiza. ¿La razón? El vocero no tiene peso. Como dice Peter Drucker, “los buenos negocios de hoy impiden los mejores negocios de mañana”. En contextos familiares, esa ceguera puede implicar ignorar propuestas valiosas simplemente porque vienen de alguien joven, poco experimentado o con escasa participación en los espacios de decisión. 
Ninguneo y apropiación Peor aún: la idea se ignora, pero reaparece -tiempo después- atribuida a otro integrante más influyente del grupo. ¿Mala fe? No necesariamente. A veces el nuevo "autor" ni recuerda que su sobrina, por ejemplo, ya lo había planteado. El efecto, sin embargo, es devastador: desaliento, resentimiento y ruptura de la confianza. 


"Yo sabía que iba a salir mal"


Aquí la propuesta s se toma... pero si fracasa, se atribuye todo el peso del error al promotor original. En lugar de asumirlo como un aprendizaje colectivo, se convierte en el chivo expiatorio del intento fallido. ¿El resultado? Nadie más se anima a proponer nada. "Tus ideas nos pertenecen
¿Querés fundar un laboratorio porque sos bioquímica? Genial, pero si te pagamos los estudios, entonces el negocio es de todos. En algunos grupos económicos familiares, se impone la lógica de apropiación: ningún miembro puede desarrollar su propia iniciativa sin que la empresa o la familia se la adjudique. Esto no solo ahoga vocaciones, sino que paraliza el crecimiento por fuera de la empresa madre. 


"La idea fue tuya... ahora hacélo


Es una lógica frecuente: el que tuvo la idea, que la implemente. El problema es que idear no es lo mismo que ejecutar. No todas las personas creativas tienen competencias operativas, ni todos los buenos ejecutores son innovadores. Si no se diferencia cada rol, se corre el riesgo de desmotivar a quienes podrían aportar ideas valiosas. 


"Ahora dejánoslo a nosotros, que sabemos


Es el reverso del punto anterior: la idea se toma, pero se le quita al promotor cualquier rol en su desarrollo. Tal vez porque "no tiene experiencia", o porque su actitud es disruptiva, y tiene dificultad para atenerse a los procedimientos habituales. Pero cuando se excluye sistemáticamente a los portadores de ideas, se desalienta la participación y se pierde el capital emocional que viene con cada propuesta. 


"El negocio es mío, mío, mío...


Finalmente, también puede ocurrir que alguien dentro de la familia quiera desarrollar su propio negocio, aprovechando instalaciones, contactos o insumos de la empresa familiar... pero sin reconocer esa sinergia. 
Esta actitud, además de romper acuerdos éticos, puede generar conflictos difíciles de reparar. 


¿Qué hacer con las nuevas ideas


Los nuevos negocios no sólo se miden por su rentabilidad: también son indicadores de cómo una familia empresaria convive, se escucha, se respeta y evoluciona. Por eso, es fundamental anticipar estas situaciones. ¿Dónde? ¿Cómo? En el marco de acuerdos explícitos-como los Protocolos Familiares- donde se regulen los criterios para evaluar nuevas iniciativas

Tengamos presente que la existencia y efectiva aplicación de pautas para considerar y canalizar nuevos negocios puede ser la clave para retener talentos y reconocer a integrantes de la familia con mucho potencial, quienes, en caso de no sentirse valorados en un ámbito de reglas claras, preferirán emprender por su cuenta. 

 Algunas preguntas fundamentales que conviene responder en ese reglamento:

  • ¿Cómo se define un "nuevo negocio"?
  • ¿Cuál es el procedimiento para su evaluación?
  • ¿Qué condiciones deben cumplirse para que sea desarrollado dentro del grupo empresario-familiar?
  • ¿Qué aportes hará la familia empresaria y qué aportes se espera de quien lleva la idea?
  • ¿Cómo se definirán la participación y los beneficios futuros?
  • ¿Qué grado de autonomía o nivel de supervisión tendrá quien aporta el proyecto? 

Establecer estas reglas de juego no implica limitar la innovación, sino todo lo contrario. 
Es la base para que las ideas fluyan con libertad, sin temor al rechazo, al castigo o al conflicto. 

La empresa familiar y la familia empresaria como cuna de innovación.
Cuando se genera un entorno donde las ideas son valoradas, discutidas y evaluadas con criterios claros, la empresa familiar se transforma en un verdadero semillero de innovación. 
Por un lado crece el negocio, pero también crecen las personas. 
Se multiplican los aprendizajes, se consolidan los vínculos y se proyecta la empresa hacia nuevas generaciones, no sólo como fuente de ingresos, sino también como espacio de realización personal y colectiva. 
En definitiva, si se gestiona con inteligencia emocional y visión estratégica, la empresa familiar y la familia empresaria pueden ser un invernadero de riqueza económica, intelectual y afectiva.


Por Leonardo J. Glikin, Consultor de Empresa Familiar Certificado, director de CAPS Consultores,www.caps.com.ar