En un pequeño taller de La Plata, a mediados del siglo XX, un joven apasionado por la electrónica dio vida a un sueño que parecía imposible: crear una consola de videojuegos en Argentina. Mario Luis Díaz, un autodidacta con una curiosidad innata, desafió las limitaciones tecnológicas de su época y diseñó la VideoJuel, la primera consola de videojuegos fabricada en nuestro país.
Díaz, oriundo de Leandro N. Alem, comenzó su aventura en el mundo de la electrónica reparando radios en su pueblo natal. Su pasión lo llevó a crear el Laboratorio Hiroshima en La Plata, donde se dedicó a reparar todo tipo de dispositivos electrónicos. Fue allí donde gestó la idea de desarrollar una consola de videojuegos, una idea que en ese momento parecía revolucionaria.
En 1972, cuando las consolas de videojuegos aún eran una novedad en el mundo, Díaz presentó la VideoJuel. Esta consola, fabricada íntegramente en Argentina, contaba con juegos propios y una mecánica innovadora. Sin embargo, su proyecto se enfrentó a numerosos obstáculos, desde la falta de apoyo económico hasta la competencia de grandes empresas internacionales.
A pesar de las dificultades, Díaz perseveró y logró producir un número limitado de consolas. La VideoJuel fue un éxito local, pero la falta de inversión y la competencia de las grandes marcas impidieron su comercialización a gran escala.
A pesar de que la VideoJuel no logró convertirse en un producto masivo, su legado sigue vivo. Hoy en día, coleccionistas y amantes de la tecnología valoran esta consola como una pieza única de la historia de la informática en Argentina.
La historia de Mario Díaz es un ejemplo de la creatividad y el ingenio de los argentinos. Su pasión por la electrónica y su determinación lo llevaron a crear un producto innovador que, aunque no tuvo el éxito comercial esperado, dejó una huella imborrable en la historia de los videojuegos en nuestro país.
La historia de Mario Díaz y la VideoJuel nos inspira a seguir soñando y trabajando por nuestros proyectos, sin importar los obstáculos que encontremos en el camino.
