Dogxim: el híbrido que desconcertó a científicos en Brasil
¿Cómo puede existir un animal mitad perro y mitad zorro? Lo que parecía imposible ocurrió en Brasil, y dejó a los científicos con más preguntas que respuestas. En esta nota te contamos por qué Dogxim no es solo una rareza genética, sino una señal de alerta sobre el impacto humano en la naturaleza. Pero antes, una duda clave sigue sin resolverse: ¿por qué murió?
Todo empezó en 2021, cuando un animal fue atropellado cerca de Vacaria, en el sur de Brasil. Lo llevaron a un centro de rehabilitación de fauna, pensando que era un perro herido. Pero algo no cerraba. Su cuerpo era más esbelto, tenía orejas largas y puntiagudas, trepaba como si fuera salvaje, y rechazaba el alimento balanceado: prefería cazar ratas. ¿Era un perro? ¿Un zorro? ¿O ninguna de las dos cosas?
Ahí apareció el equipo de los genetistas Rafael Kretschmer y Thales Renato Ochotorena. Tras meses de estudios, confirmaron algo nunca visto: Dogxim era una cruza entre perro y zorro, el primer caso documentado en el mundo.
El nombre Dogxim viene de dog (perro en inglés) y graxaim-do-campo, como llaman en portugués al zorro de las Pampas. Genéticamente, era un híbrido: tenía 76 cromosomas, justo en el medio entre los 78 de un perro y los 74 del zorro. Además, el ADN mitocondrial confirmó que su madre había sido una zorra silvestre.
Este cruce desconcertó incluso a expertos internacionales. ¿Cómo es posible que dos animales tan distintos, separados por millones de años de evolución, puedan tener descendencia? Para los científicos, la respuesta no está solo en la biología, sino en los cambios del ambiente.
Los investigadores alertaron que la pérdida de hábitats y la urbanización están obligando a especies que antes no se cruzaban a convivir. Los perros abandonados se meten en áreas naturales, donde antes solo vivían animales silvestres. Esa presión ecológica puede generar interacciones forzadas… y cruzas inesperadas como la de Dogxim.
Pero la historia no terminó bien. En marzo de 2023, Dogxim murió repentinamente. Aún no se sabe la causa exacta, pero hay una sospecha: los híbridos como ella suelen tener problemas genéticos, malformaciones o dificultades para reproducirse. En palabras del genetista Loren Reiseberg, sería como si un humano tuviera una cría viable con un chimpancé. El cuerpo simplemente no está preparado para esa mezcla.
El caso de Dogxim dejó una huella profunda. No solo por lo extraño del cruce, sino por lo que representa: un síntoma de que algo está cambiando. Cuando el equilibrio natural se rompe, empiezan a pasar cosas que antes parecían imposibles.
Y ahora sí, la gran pregunta: ¿pueden aparecer más casos como Dogxim en el futuro? Si no se frena la destrucción del ambiente, todo indica que sí. Lo que parecía un accidente aislado podría volverse más común.
Dogxim fue más que un experimento de la naturaleza. Fue una advertencia. Y todavía estamos a tiempo de escucharla.