Criptogate: enojo e impotencia de Pullaro ante la traición en el Senado
El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, atraviesa una situación que no solo refleja una fractura política al interior de la Unión Cívica Radical (UCR) a nivel nacional, sino que también expone una profunda crisis interna en su provincia.
El malestar del mandatario se agudiza al ver cómo el costo político del voto de dos senadores santafesinos, alineados con La Libertad Avanza (LLA) y en defensa del gobierno nacional, recae directamente sobre su gestión.
Los senadores radicales Carolina Lozada y Eduardo Galareto, figuras clave de su propio partido, votaron en contra de la conformación de una comisión investigadora propuesta por el bloque radical.
Dicha comisión buscaba esclarecer la responsabilidad del presidente Javier Milei en la estafa multimillonaria vinculada a la criptomoneda $LIBRA.
Este voto no solo contradice los ideales que Pullaro defiende, sino que también representa un alejamiento de los principios históricos, doctrinarios e ideológicos de la UCR.
Para muchos radicales, fieles a los valores de ética, moral y honestidad que encarnaron figuras como Hipólito Yrigoyen, Arturo Illia, Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín, la actitud de Lozada y Galareto no es solo una deslealtad partidaria, sino una traición personal al gobernador.
En resumen, fue una puñalada a los principios que han guiado a la UCR durante sus 135 años de historia.
Pullaro, formado en los valores radicales de transparencia, honestidad y defensa de los intereses federales, se encuentra en una posición incómoda. Desde la Casa Rosada, operaciones de desinformación lo señalan como el ideólogo de la negativa a investigar a Milei.
¿El motivo? Pullaro es el único gobernador que no pertenece al conservador y derechista Grupo Malbec, y además se perfila dentro de la UCR como un potencial candidato presidencial.
Su frustración es comprensible: el voto en contra de investigar la responsabilidad de Milei en la estafa no solo debilita su gestión, sino que también evidencia una fractura interna en la UCR, impulsada por sectores pro macristas y pro Milei.
Ambos grupos se encuentran en las antípodas de la histórica socialdemocracia con la que la verdadera UCR se identifica.
El enojo del gobernador no se limita a la desobediencia partidaria, sino a la sensación de que estos senadores han abandonado los valores radicales que juraron defender.
La UCR tiene una larga tradición de lucha por la justicia, la ética y el federalismo, principios que Pullaro ha intentado encarnar en su gestión.
La actitud de Lozada y Galareto no solo levanta sospechas, sino que también salpica injustamente a Pullaro.
Mientras tanto, el oficialismo y sus aliados parecen disfrutar con un mezquino placer este episodio de división interna.
Esta situación no solo afecta al gobernador, sino que también genera desconfianza en la ciudadanía.
Los santafesinos esperan que sus representantes defiendan los intereses de la provincia y de la patria, no que cedan a presiones o juegos políticos iniciados desde el gobierno nacional.
La impotencia de Pullaro radica en que, a pesar de sus esfuerzos por mantener la unidad y la coherencia dentro de la UCR, hay sectores que parecen más interesados en el oportunismo político que en honrar la historia y la doctrina radical.
En conclusión, el enojo de Pullaro es un reflejo de la frustración que siente al ver cómo se traicionan los ideales que dieron forma a la UCR. La actitud de Losada y Galareto no solo debilita su gestión, sino que también pone en riesgo la credibilidad del partido.
Es momento de que la UCR reflexione sobre su rumbo y decida si quiere ser un espacio de coherencia ideológica o un simple instrumento de negociación política.
Pullaro, por su parte, sigue firme en su compromiso con Santa Fe y con los valores que siempre han definido al radicalismo.