Durante la Semana Santa, algunos cristianos optan por no comer carne como una forma de penitencia y homenaje al sacrificio de Jesús. La abstinencia de carne se recomienda especialmente el Viernes Santo, pero algunos la extienden a toda la semana.
No hay una prohibición bíblica explícita sobre la carne en Semana Santa. La tradición se basa en la penitencia de Jesús en el desierto y la idea de sacrificio y purificación.
La carne se asocia con la lujuria y la riqueza, mientras que el pescado representa la humildad y la pobreza. La abstinencia de carne simboliza la renuncia a los placeres terrenales y el enfoque en lo espiritual. No comer carne en Semana Santa es una decisión personal. La Iglesia Católica aconseja la abstinencia, pero no la impone como una obligación.
Lo fundamental es la actitud de sacrificio y reflexión durante la Semana Santa. La abstinencia de carne puede ser una forma de expresar esa actitud, pero no es el único camino. Más allá de la carne se puede elegir abstenerse de otros alimentos o actividades que generen placer o satisfacción, como dulces, bebidas alcohólicas, televisión, etc.
La Semana Santa culmina con el Domingo de Pascua, que celebra la resurrección de Jesús y el triunfo de la vida sobre la muerte. Es un tiempo para la reflexión, la oración y el acercamiento a Dios. La abstinencia de carne puede ser una herramienta para fortalecer la fe y la conexión con lo espiritual.