Razas peligrosas: crianza, ambiente y socialización son claves en el humor del perro
El tema de las razas consideradas potencialmente peligrosas en Argentina sigue siendo objeto de intensos debates y regulaciones, reflejando preocupaciones sobre la seguridad pública y el bienestar animal. La ley 14.107 detalla estas razas y establece requisitos estrictos para sus tutores, como el uso de bozales y correas cortas. Sin embargo, estas medidas pueden tener efectos contraproducentes al aumentar la irritabilidad de los perros debido a la tensión generada por estos dispositivos.
En una nueva edición de Data Animal, el psicólogo especializado en comportamiento animal, Juan Manuel Liquindoli, desmitifica la idea de que ciertas razas son intrínsecamente más agresivas que otras. Según Liquindoli, la agresividad no está determinada por la genética de la raza, sino por factores ambientales y educativos. "La crianza, el ambiente y la socialización juegan un papel crucial en el comportamiento de un perro", explicó.
El experto enfatizó que aunque ciertos perros pueden causar más daño debido a su tamaño o fuerza física, esto no implica una predisposición inherente a la agresividad. Además, señaló que todas las razas y tamaños de perros tienen el potencial de desarrollar problemas de comportamiento si no se les proporciona la socialización adecuada desde temprana edad.
Respecto a la legislación vigente, Liquindoli destacó que la ley debería centrarse más en la educación y responsabilidad de los tutores que en la tipología de las razas. Argumentó que todos los tutores deberían recibir educación sobre el manejo y cuidado de los perros, independientemente de la raza que elijan. En países con mejores prácticas, este enfoque educativo ha demostrado ser más efectivo para prevenir incidentes de agresividad canina.
Sobre los dispositivos obligatorios como bozales y collares cortos, Liquindoli advirtió que estos pueden aumentar el estrés y la frustración en los perros durante los paseos, lo que potencialmente contribuye a comportamientos agresivos. Recomendó el uso de arneses y correas más largas para proporcionar paseos más cómodos y menos estresantes para los animales.
En conclusión, Liquindoli subrayó la importancia de cambiar el enfoque de la legislación y la educación pública hacia los perros y sus tutores. Abogó por una mayor conciencia sobre las prácticas de socialización y entrenamiento basadas en refuerzos positivos, en lugar de métodos punitivos, como clave para reducir los incidentes de agresividad canina y promover una convivencia segura y armoniosa entre humanos y animales.