La controversia entre Rodrigo Rey y el Colegio Estrada: discriminación y falta de inclusión
La disputa entre el arquero Rodrigo Rey y el Colegio José Manuel Estrada de City Bell continúa escalando, ahora con un fuerte repudio de exalumnos de la institución. La polémica comenzó cuando el colegio decidió no renovar la matrícula de sus hijos, Renata y Benicio, para el ciclo lectivo 2025. Según el futbolista, la decisión responde a una denuncia previa sobre la falta de inclusión para su hijo menor, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
El grupo de exalumnos que emitió un comunicado ha calificado la actitud del colegio como "discriminatoria" y contraria a los valores de respeto e inclusión que deben caracterizar cualquier institución educativa. Lo que antes parecía un conflicto privado entre una familia y un colegio, ahora se ha convertido en una discusión pública sobre los derechos de los niños con discapacidades y la responsabilidad social de las escuelas.
La abogada de la familia, Carla Junqueira, ha sido tajante al afirmar que se trata de un abuso de poder por parte del colegio. La denuncia no solo apunta a la exclusión de Benicio por su condición, sino también a la falta de espacios adecuados para la atención emocional de los estudiantes. La familia Rey ha recurrido a la justicia, presentando un amparo para que los niños puedan continuar su educación en el lugar que conocen, sin importar su diagnóstico.
El hecho de que esta situación haya trascendido y generado un fuerte rechazo social pone sobre la mesa un tema fundamental: la inclusión en la educación. En pleno siglo XXI, no podemos permitir que las escuelas se conviertan en espacios excluyentes para aquellos que no encajan en el modelo tradicional. La discriminación, ya sea explícita o velada, no solo afecta a los niños, sino que envía un mensaje negativo que puede perpetuar estigmas y prejuicios en toda la comunidad.
En este contexto, la lucha de Rodrigo Rey y su familia no es solo una batalla personal, sino una reivindicación de los derechos de los más vulnerables. Este caso podría sentar un precedente para la inclusión de niños con TEA en instituciones educativas y es una oportunidad para reflexionar sobre cómo debemos construir una sociedad más equitativa y respetuosa con la diversidad.