VIDEO | La pasión del tango en La Plata: vocación y encuentros imprevistos
En La Plata, el tango no es solo una música, es una forma de vida para muchos que, tarde o temprano, se entregan a la pasión que despierta. Juan Páez (61), guitarrista experimentado que ha acompañado a figuras como Cacho Castaña y Alberto Morán, se convierte en el nexo entre generaciones. Para él, el tango es un refugio, pero también una enseñanza constante.
Por otro lado, Soledad López (75) y Juanita Graciani (75), ambas amateurs, encontraron en el tango una vocación que las acompaña con la misma intensidad que si fueran jóvenes. "A esta altura de la vida, cantar es un premio", dice Soledad, mientras recuerda cómo la música, que comenzó en reuniones familiares, se convirtió en su pasión tardía.
La movida tanguera de la ciudad, impulsada por estos y otros artistas, ha encontrado en los encuentros semanales un espacio único de camaradería. No solo se trata de cantar, sino de compartir historias, de crear lazos que se fortalecen con cada presentación. Es un claro ejemplo de cómo la cultura puede ser una segunda oportunidad, incluso en la jubilación.
Sin embargo, el tango en La Plata también muestra cómo, a pesar de ser una disciplina exigente, los músicos logran fusionar la entrega con el disfrute. Juan Páez, quien también se dedica a otras actividades, reconoce que su guitarra, aunque trabajo, es también un alivio para el alma.
Para Soledad y Juanita, cada encuentro es una renovación. Elegir repertorios poco comunes y brindar un espectáculo genuino les permite no solo mantener la esencia del tango, sino también reinventarlo cada vez. En este círculo, los grandes artistas y los amateurs se encuentran en un mismo plano: todos comparten la misma pasión y el mismo deseo de seguir aprendiendo y creciendo.