Este miércoles, la Federación Universitaria de La Plata (FULP) y el Frente Gremial Universitario convocaron a estudiantes, docentes y trabajadores universitarios a un acto que promete ser tan luminoso como polémico: la Marcha Nacional de Antorchas. Bajo la consigna de defender una Universidad que parece estar en llamas, no sólo por las antorchas, sino por una crisis presupuestaria sin precedentes.

A las 17 hs, los participantes se reunirán en Plaza Italia para armar sus antorchas y a las 18 hs comenzará la movilización. La razón de esta manifestación radica en lo que muchos consideran una farsa presupuestaria orquestada por el Gobierno Nacional. "Estamos marchando porque las Universidades están atravesando una de las peores crisis de su historia", declara la convocatoria, y con razón. Este año, con una inflación acumulada del 287,9%, las instituciones educativas empezaron el año con el mismo presupuesto que el año pasado, un hecho que parece digno de un mal chiste.

El gobierno, en lo que podría considerarse un espectáculo de malabarismo presupuestario, anunció un aumento del 290% para la Universidad de Buenos Aires (UBA) tras una gran movilización el 23 de abril. Sin embargo, para el resto de las universidades, el aumento fue solo del 140%. Este acto de favoritismo, más que resolver problemas, parece haber encendido aún más la indignación.

 

 

 

 

 

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El Ministerio de Capital Humano, en un despliegue de lo que algunos llamarían "creatividad fiscal", considera estos aumentos como justos y suficientes. No obstante, al analizar las cifras, la ironía se vuelve evidente. La inflación del 300% contrasta violentamente con un aumento que solo cubre el 7,9% del presupuesto total de las universidades, y no incluye incrementos salariales para docentes y nodocentes. Estos últimos siguen recibiendo el mismo salario que el año pasado, lo cual plantea la pregunta: ¿de qué sirve un aumento que no se siente en los bolsillos de quienes sostienen la educación pública?

La marcha de antorchas no solo es una protesta, sino un acto simbólico de desesperación y resistencia. Mientras las antorchas iluminen las calles de La Plata, también arrojarán luz sobre una problemática que el gobierno parece empeñado en oscurecer. En una época donde los ajustes económicos son moneda corriente, esta marcha se convierte en un testimonio ardiente de la lucha por la educación pública, irónicamente iluminada por el fuego de la injusticia presupuestaria.