Un vago patotero metió la peor y dejó todo al revés en Bernal, zona sur del conurbano bonaerense. La historia arrancó ayer cerca de las 5 y pico de la tarde, en la vuelta de Cerrito y Viejo Bueno, cuando un tipo se mandó al frente y le robó un Chevrolet Corsa a una mina de 41 años que iba con sus dos pibitas, de 9 y 10 añitos.
Lo que sigue es un desmadre total. Resulta que el chorro se mandó la tremenda guachada de abusar de la mujer mientras tenía a las nenas de rehenes adentro del auto. La noticia se corrió rápido y la cana recibió el toque a través del bendito 911.
Los tiras activaron un operativo a lo pelusa y no más de 700 metros después de la escena del robo, ubicaron el Corsa en movimiento. Cuando el chorro se dio cuenta de que la yuta le pisaba los talones, les ordenó a las minas que le metieran garra para escapar. Sin embargo, la fafafa duró poco, porque a unas cuadras los canas interceptaron el auto y sacaron a las pibas y a la vieja sin un rasguño.
Ahora bien, acá viene el plot twist: los polis se la re buscaron y en el auto encontraron dos mochilas, dos celulares y la no despreciable suma de 94.500 pesos en efectivo. Parece que el pibe tenía planes bien pensados.
El chorro, un pendejo de 22 años, no quiso decir ni mu cuando lo apretaron en la comisaría. Lo clavaron al juzgado y el fiscal Jorge Saizar, de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) 5 del Departamento Judicial Quilmes, lo dejó en pelotas: lo acusó de intento de robo, toqueteo obsceno y secuestro al por mayor. A ver cómo se las rebusca ahora el guacho en la caja.