¿Por qué se come locro el 25 de mayo en Argentina?
Cada 25 de mayo, en hogares, escuelas y plazas de toda Argentina, el locro se convierte en el protagonista de la mesa. Este guiso espeso y reconfortante, de raíces prehispánicas, no solo combate el frío otoñal, sino que también simboliza la unidad y la identidad nacional en la conmemoración de la Revolución de Mayo de 1810.
El locro tiene sus orígenes en las culturas andinas precolombinas, donde se preparaba con maíz, zapallo y porotos. Con la llegada de los colonizadores europeos, se incorporaron ingredientes como la carne de cerdo, el chorizo y las achuras, dando forma al locro criollo que conocemos hoy.
Durante las guerras por la independencia, este plato se convirtió en un símbolo de resistencia y sustento para los patriotas. Su preparación sencilla y nutritiva lo hacía ideal para alimentar a las tropas y a la población en tiempos de escasez.
Con el paso del tiempo, el locro trascendió su función alimenticia para convertirse en un emblema de las fechas patrias argentinas. Desde principios del siglo XX, especialmente en el centenario de la Revolución de Mayo en 1810, su consumo se popularizó en actos oficiales, escuelas y reuniones familiares.
Hoy en día, el locro no solo se disfruta el 25 de mayo, sino también en otras fechas significativas como el 9 de julio y el 1° de mayo, Día del Trabajador, reforzando su papel como símbolo de unión y celebración nacional.
Existen diversas versiones del locro en Argentina, adaptadas a las regiones y gustos locales. El "locro pulsudo" es una variante espesa y cargada de ingredientes, mientras que el "huaschalocro" es más liviano y sin carne. Algunos incorporan mandioca o trigo, y en el Noroeste argentino es común el uso de ají cumbarí para darle un toque picante.
La receta tradicional incluye maíz blanco, porotos, zapallo, carne vacuna, panceta, chorizo colorado y, opcionalmente, patitas de cerdo. Se cocina a fuego lento durante varias horas, permitiendo que los sabores se integren y el guiso adquiera su característica textura cremosa.
Para realzar el sabor, se suele acompañar con "grasita colorada", una salsa preparada con grasa vacuna, cebolla de verdeo, pimentón y ají molido.
El locro es mucho más que un guiso; es una expresión de la identidad argentina. Su preparación y consumo en fechas patrias refuerzan el sentido de comunidad y el recuerdo de las luchas que forjaron la nación. En cada cucharada se saborean siglos de historia, tradiciones y el espíritu de un pueblo que celebra su pasado y su presente con orgullo.