lección de Valencia: la importancia de la preparación ante desastres naturales
En su análisis de las recientes tormentas en Valencia, el ingeniero Pablo Romanazzi, Director del Laboratorio de Hidrología de la UNLP, advierte que la clave no está únicamente en las infraestructuras o en los sistemas de alerta, sino en la preparación y conciencia de la población.
"Nadie está exento de sufrir este tipo de situaciones", afirma, subrayando que las autoridades deben trabajar en planos de acción que eduquen a los ciudadanos para que eventos naturales no se conviertan en tragedias.
A pesar de contar con uno de los sistemas de alerta más avanzados del mundo, Valencia sufrió graves consecuencias debido a la falta de preparación de la gente ante fenómenos extremos. Romanazzi compara la tormenta que afectó a la ciudad española con la devastadora inundación en La Plata de 2013, señalando la similitud en la evolución de ambos eventos.
La tormenta en Valencia dejó al descubierto la vulnerabilidad de los pueblos periféricos, un fenómeno también presente en La Plata, donde las áreas rurales han sido ocupadas rápidamente debido al alto costo de la vida en el centro.
El ingeniero destaca un aspecto crucial: "La gente se acostumbra a las alertas y no reacciona". Si bien los sistemas de monitoreo son esenciales, la falta de sensibilización en la población impide que se tomen medidas a tiempo. En este sentido, el modelo de alerta temprana de Valencia, aunque robusto, falló en su efectividad debido a la falta de acción de la gente, un patrón común que también observamos en Argentina.
Romanazzi sin duda en señalar que las lecciones de Valencia deben servir para evitar que lo ocurrido en La Plata se repita. Las autoridades locales tienen la responsabilidad de aplicar los planes de riesgo contra inundaciones, como el que él mismo lideró en 2013, y capacitar a la población para que, ante un evento climático extremo, sepa cómo actuar. La información existe, pero la comunicación efectiva es lo que aún falta.
La tragedia de La Plata, que dejó más de 80 muertos en 2013, demuestra que tener un buen sistema de alerta no es suficiente si no se complementa con una ciudadanía preparada. Romanazzi, con una visión clara, concluye que "el impacto de las tormentas es conocido, pero la información no llega a la gente", y lamenta profundamente que las lecciones del pasado sigan sin ser aplicadas.