A finales del siglo XIX, la Argentina se embarcó en un ambicioso proyecto: la construcción de La Plata, una ciudad planificada que debía ser el símbolo del progreso y la modernidad. Con calles anchas, edificios imponentes y una infraestructura moderna, La Plata se presentaba como una urbe utópica en medio de la pampa.
Sin embargo, detrás de esta fachada de modernidad se escondían una serie de contradicciones y desafíos que pronto se harían evidentes. La ciudad, concebida como un centro político y administrativo, carecía de una base económica sólida y su crecimiento demográfico fue más lento de lo esperado.
El autor del texto, a través de una mirada aguda y crítica, nos sumerge en la realidad de La Plata a finales del siglo XIX. Describe una ciudad con edificios imponentes pero con pocas personas viviendo en ellos, con un puerto moderno pero poco utilizado y con una planificación urbana que, en algunos casos, parecía carecer de sentido común.