La Catedral de La Plata, vallada por la tradición estudiantil
La Catedral de La Plata amaneció vallada en medio de las tradicionales celebraciones de recibida universitaria. Este intento de las autoridades por preservar el edificio histórico generó un operativo que buscó equilibrar la efervescencia juvenil con el cuidado del espacio público.
Todos los años, Plaza Moreno se convierte en un mar de harina, huevos y pintura, reflejando la alegría de los recién graduados. Sin embargo, este festejo tiene un costo: basura acumulada, olores desagradables y un desgaste evidente en las inmediaciones del lugar. Ante este escenario, el vallado emerge como una medida polémica que busca proteger, pero también delimitar la expresión popular.
Aunque el control policial logró mantener cierta armonía, queda en evidencia el desafío de gestionar una tradición profundamente arraigada sin afectar la convivencia. ¿Es posible encontrar un punto medio entre la alegría desbordante y el respeto por el patrimonio? La respuesta parece depender tanto de las autoridades como de la conciencia ciudadana.
Por ahora, la imagen de la Catedral vallada simboliza un llamado urgente a repensar cómo convivir con nuestras costumbres sin dañar lo que nos define como comunidad.