El último encuentro entre Perón y Balbín, a medio siglo de la muerte del general
El sábado 8 de junio de 1974 marcó un hito en la historia política argentina con el último encuentro entre Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín en Casa de Gobierno. En un ambiente cargado de reflexión y previsión, el presidente, visiblemente afectado por su salud deteriorada, compartió con el líder radical sus preocupaciones más íntimas sobre el futuro del país.
Perón, próximo a cumplir 79 años y consciente de su precaria salud, expresó a Balbín su arrepentimiento por el reciente viaje a Paraguay, donde enfrentó condiciones climáticas adversas. En medio de discusiones sobre economía y reformas constitucionales, el presidente exploró la posibilidad de una colaboración futura con el radicalismo, a pesar de la firme postura de Balbín como líder de la oposición.
El encuentro, que se extendió por una hora y media, también contó con la presencia de Isabel Perón, quien sorprendió a Balbín al revelar un vínculo familiar compartido. Al término de la reunión, Balbín, visiblemente impresionado por la receptividad de Perón y su inusual toma de notas durante la conversación, compartió con los medios su impresión de que el presidente se sentía incomprendido, mientras observaba un panorama político donde la oposición parecía más cohesionada que el propio gobierno.
El legado de conciliación entre ambos líderes políticos, que una vez fueron acérrimos adversarios, se vio reflejado en este último encuentro, subrayando la importancia de la unidad nacional frente a los desafíos por venir. El fallecimiento de Perón apenas unos días después marcó el fin de una era y el inicio de nuevos desafíos para la Argentina.
El papel de Balbín como figura central en la crisis institucional que siguió a la muerte de Perón lo consolidó como un líder político crucial, cuya influencia sería fundamental en los días turbulentos que se avecinaban.