La Municipalidad de La Plata implementará por primera vez el tributo de plusvalía urbanística que deben pagar los desarrolladores inmobiliarios cuando acceden a una rezonificación de tierras, según la dispone la ley provincial de Hábitat y la ordenanza 12.031 aprobada a fines de 2020.
Esa ordenanza de plusvalía que da marco regulatorio a la cuestión establece que todos los desarrolladores privados deben pagar al municipio al menos el 10% de la ganancia del loteo rezonificado en donde vayan a llevar adelante el proyecto. Esa suma, que es fijada por el Ejecutivo, es lo que se denomina como "tributo de plusvalía urbanística".
El Municipio estrenará la normativa con una empresa que está llevando adelante el proyecto urbanístico "La Cañada" en 467 y 148, que es el proyecto que fue elevado por el intendente Julio Garro y está siendo duramente debatido en la Comisión de Planeamiento con fuertes reparos de la oposición.
Según ese proyecto, la empresa pagará 63 millones en concepto de plusvalía al Municipio y, convenio mediante, usará esos fondos para realizar una rotonda en 467 y 160, a doce cuadras de ese barrio cerrado. Ese es justamente uno de los puntos que cuestiona el Frente de Todos por entender que la plusvalía debe aplicarse para realizar mejoras en barrios populares y no en el mismo lugar del desarrollo inmobiliario.
Desde el Municipio, en tanto, defendieron el proyecto y la aplicación de la plusvalía y aseguraron que "hasta 2015 el dinero en efectivo aportado por los desarrolladores privados no quedaba registrado y caía directamente en manos de la gestión de turno".
El intendente Julio Garro sostuvo que "el monto lo establecía la política y quedaba en la política" y que aseguró que eso cambió a partir de la ordenanza 12.031, que regula el funcionamiento de la plusvalía urbanística.
“Cuando un inversor llega y desarrolla un barrio, no sólo que potencia a una determinada zona o región de nuestro Partido, sino que también les dejará un bien para toda la vida a los vecinos platenses”, explicó el mandatario y aseguró que la plusvalía se traduce en obras hidráulicas y viales, en nuevos espacios públicos o en terrenos destinados al Banco de Tierras.
En la misma línea, Garro dejó en claro que "el desarrollador no es un enemigo, es un aliado que necesitamos para el futuro porque así es como crece una ciudad: con el sector privado y el Estado trabajando juntos".
