La delincuencia no da tregua en la región, y esta vez, los malandras no se anduvieron con chiquitas. En el último giro de la trama criminal, la parada fue en la esquina de 14 y 472, donde la casa de una pobre doña fue saqueada por unos vándalos sin corazón. Se llevaron el puchero y más.
La historia arrancó entre las 6 y las 9 de la tarde, cuando la señora de la casa se fue a hacer unos mandados. Ni lerda ni perezosa, aprovecharon la ocasión para hacerse la fiestita en su hogar. Cuando la señora volvió, encontró su casa patas para arriba, como si un huracán hubiera pasado por ahí.
Eso no fue todo. La dama de la casa se puso las pilas y llamó enseguida a los canas marcando el 911. Los pibes del patrullero se la jugaron y llegaron enseguida a la movida.
Una vez en el meollo del asunto, los uniformados se dieron cuenta de que los chorros habían entrado por la ventana de arriba después de hacerla pucherito. Se mandaron de cabeza y se llevaron hasta el perro de la abuela. Entre el botín se cuentan 500 lucas en efectivo, teles de alta definición, compus con los que la flia. hacía sus trámites, dos Play Station pa' pasar el rato y hasta unas joyitas de oro, porque la guita fácil no puede faltar.
Ahora los jefes de la pasma están escarbando en las cámaras de seguridad pa' ver si pueden ponerle nombre y apellido a los patoteros. Mientras tanto, la Comisaría Décima está metida en el baile, tratando de ponerle el cascabel al gato.
La triste postal del crimen sigue repitiéndose y la gente de a pie no sabe a quién recurrir. Mientras las autoridades hacen su circo, los ciudadanos quedan a la buena de Dios, esperando que algún día cambie la cosa y estos pibes paguen por lo que hicieron.