La Confederación General del Trabajo (CGT) ha decidido aplazar el debate sobre los siguientes pasos de su confrontación con Javier Milei y centrarse, en cambio, en ejercer presión sobre los diputados para frenar ciertos artículos de la Ley Ómnibus que generan inquietud en el sindicalismo. Entre los puntos de preocupación se encuentran las facultades delegadas, el endurecimiento de las sanciones contra las protestas sociales y la privatización de empresas públicas.
A pesar de la euforia contenida por la masiva movilización, la CGT difundió una encuesta que muestra que más del 64% de las personas tienen un perfil opuesto a la aprobación de la Ley Ómnibus. El sondeo revela que Milei tiene un 55% de imagen positiva, mientras que la CGT tiene un 57% de imagen negativa. Además, cerca del 46% de los consultados responsabiliza a Alberto Fernández y Sergio Massa por la mala situación económica actual.
Un integrante de la cúpula cegetista reveló que están concentrados en dialogar con los diputados para garantizar que no se aprueben ciertos puntos de la ley. Aunque reconocen que esta versión es más limitada que el texto original del Gobierno, anticipan que se reunirán pronto para definir la continuación del plan de lucha.
La estrategia sindical será crucial para revisar algunos artículos en una semana determinante para la suerte de la Ley Ómnibus. La CGT destaca con optimismo las concesiones de Milei en la legislación, atribuyéndolas al "éxito" del paro del pasado miércoles, que según ellos generó un clima adverso hacia los cambios propuestos por el oficialismo.
A pesar de las divisiones internas en la CGT, entre los dialoguistas y los sectores más duros, aliados al kirchnerismo, las dos CTA y los piqueteros, la cúpula sindical deberá definir la estrategia a seguir. Se postergó una reunión de la CGT, y las especulaciones apuntan a que deliberarán la próxima semana para definir la continuidad del plan de lucha que comenzó en diciembre.