Generales
Tres restaurantes icónicos de La Plata: historias de tradición y sabores que trascienden generaciones
En la ciudad de La Plata, la gastronomía local está marcada por historias de familias que, con esfuerzo y dedicación, crearon verdaderos íconos culinarios. Entre ellos, La Pirucha, Abruzzese y Marelli destacan por haber construido legados que perduran a lo largo de generaciones, no solo por la calidad de sus platos, sino también por las anécdotas y el espíritu de sus fundadores.
La Pirucha: Un Apodo Que se Convirtió en Tradición
La historia de La Pirucha comenzó en la década de 1940, cuando Juan Maluendez y su esposa María Silingo abrieron un almacén en la esquina de 65 y 3. Lo que comenzó como una tienda de productos varios se transformó en un referente gastronómico cuando, gracias al talento culinario de Doña María, la familia decidió ofrecer comidas caseras a los clientes. Con el tiempo, el restaurante se convirtió en un lugar icónico, frecuentado por personalidades políticas y deportistas que buscaban un espacio discreto y acogedor. Hoy, bajo la dirección de Leandro Luisi, la cuarta generación de la familia, La Pirucha continúa ofreciendo una experiencia artesanal y auténtica, destacándose por platos como el lomo al champignon y las tradicionales albóndigas.
Abruzzese: De los Gritos en la Ventana a la Coctelería de Autor
Fundado en 1937 por Francisco y Albina Boccabella, Abruzzese es otro emblema de la cocina platense. Desde sus humildes comienzos en una esquina cercana al tranvía, donde Pascual, su hijo, llamaba a los clientes a gritos, el restaurante ha crecido y evolucionado. A lo largo de las décadas, ha sabido mantener su esencia mientras se adaptaba a los cambios. Hoy, bajo la dirección de Nicolás Boccabella, tercera generación de la familia, Abruzzese combina la cocina tradicional con una moderna coctelería en su nuevo local en el centro de La Plata, sin perder la calidez y la abundancia que lo han caracterizado siempre.
Marelli: Una Cocina Casera Que Conquistó a la Ciudad
La historia de Marelli comenzó en 1970, cuando Rubén Marelli y su esposa Tati Moiso decidieron convertir su almacén en un negocio de comidas para llevar. Con la ayuda de Tati, quien cocinaba desde casa, Marelli se convirtió en un éxito local, conocido por sus milanesas y pollos al spiedo. A lo largo de los años, el negocio creció y se adaptó, siempre manteniendo la calidad y el sabor que lo hicieron famoso. Hoy, bajo la dirección de Walter Marelli, el legado familiar continúa, con un equipo comprometido y una clientela fiel que espera con ansias los platos clásicos cada domingo.
Estas historias de esfuerzo, dedicación y amor por la cocina son testimonio del impacto que estos restaurantes han tenido en la comunidad platense. En cada plato, se sirve no solo comida, sino también un pedazo de la historia de estas familias que han dejado una huella indeleble en la gastronomía local.