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Hitler, derrotado por la amistad: la epopeya de Owens y Long en Berlín '36

Durante los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, en plena era nazi, Adolf Hitler esperaba ansioso demostrar la supuesta superioridad de la raza aria sobre los afroamericanos. Sin embargo, la estrella de estos juegos no solo desafiaría esa narrativa, sino que también forjaría una amistad que trascendería los límites impuestos por el régimen de Hitler.

James Cleveland Owens, conocido como Jesse Owens, se convirtió en el símbolo de la resistencia contra la discriminación racial al ganar cuatro medallas de oro en atletismo. Nacido en Alabama, Owens superó la adversidad y el prejuicio para convertirse en uno de los atletas más destacados de la historia olímpica.

A pesar de la presión para boicotear los juegos debido a las políticas discriminatorias del Tercer Reich, Owens decidió competir, aunque expresó su solidaridad con las minorías perseguidas por el régimen nazi. Su actuación en los 100 metros, 200 metros, relevo 4x100 y salto largo desafiaron las expectativas y dejaron al público boquiabierto.

En el salto largo, Owens se encontró con su rival, el alemán Luz Long, quien desafió las órdenes de Hitler al entablar una amistad con el atleta afroamericano. Long, lejos de seguir las directivas del Führer, ofreció consejos y apoyo a Owens durante la competencia, lo que demostró el poder del deporte para unir a las personas más allá de las diferencias.

A pesar de la propaganda nazi y la presión del régimen, Owens y Long compitieron en una de las finales más memorables de la historia olímpica. A pesar de la victoria de Owens, la amistad entre los dos atletas perduró, incluso después de la muerte de Long en la Segunda Guerra Mundial.

El legado de Owens y Long es un recordatorio de la importancia de la amistad y la solidaridad en tiempos de adversidad. Su historia continúa inspirando a las generaciones futuras a superar las divisiones y trabajar juntos hacia un mundo más inclusivo y justo.