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Empresas de remises platenses, en el ojo de la tormenta por una grave denuncia
Momentos realmente complicados vive un platense que se traslada en su silla de ruedas cada vez que necesita que lo lleven o lo traigan desde algún lugar en auto. Es que, a diferencia de la gran mayoría de los vecinos de la ciudad de La Plata, muchos choferes no quieren tomarle el viaje a Juan José, sólo por la silla.
Su esposa Marcela diaogó con LA MOVIDA PLATENSE y eplicó que cada vez que necesitan un auto es un drama: "No lo tienen que alzar ni subir para que él viaje, sube solo y está completamente lúcido. El problema es que algunos choferes no quieren levantarlo por la silla de ruedas".
Tanto ella como su marido insisten en que "hace rato viene siendo discriminado por taxistas y remiseros". Por este motivo, debieron limitarse a pedirles a remiseros del barrio, pero no era suficiente ni justo.
Juan José tiene 59 años y decidió comenzar a cursar en la Facultad de Derecho de la UNLP, además de asistir periódicamente a distintos médicos que lo atienden para su rehabilitación. En ambos lugares, la asistencia es primordial, pero ha tenido que pasar por distintas situaciones donde en la cara le dicen que no le van a tomar el viaje.
Es por eso que apuntó directamente a la empresa Horizonte: "Desde allí nos dijeron que no llevan personas en silla de ruedas. La excusa vulgar es que la silla no entra en el baúl, pero en una flota de remises y taxis hay muchos baúles grandes".
Tanto Marcela como Juan José lo saben a la perfección: él solía ser chofer de remises, y sostuvo ese trabajo durante 33 años. "Han venido hasta la puerta y le han dicho que no lo llevaban", aseguró, siendo ella testigo del destrato hacia su esposo.
"La agencia Señorial venía cumpliendo, habíamos hablado con Rosa, la dueña, quien es muy amable, pero algunos choferes llegan a la puerta y lo dejan, en la cara le dicen que no lo van a llevar. Eso genera, además de que pierda una clase o una consulta médica, un problema grande en su parte anímica. Él está completamente lúcido, lo único que tiene es que se moviliza en una silla de ruedas", comentó.
En cuanto a taxis, depende de la voluntad de cada chofer. El último episodio se dio el día de la tormenta en La Plata, donde todos los pronósticos aseguraban que caería granizo y una fuerte lluvia. "Fue hasta la Facultad a buscar unos apuntes, y le hablé a las diez de la noche porque no llegaba. Allí me dijo que no le mandaban remises ni taxis".
En ese momento, la mujer entró en pánico: "Llamé llorando a Teletaxi y les pedí que fueran a buscarlo a 7 y 46, hasta donde se trasladó solo, y no le llegan los taxis que enviaban. La operadora me dijo que reenviaba otro, pero nunca llegó".
Finalmente llegaron dos chicos que no quisieron dejarlo a la deriva: "Eran dos muchachos que pasan por ahí caminando, le preguntaron qué le pasaba y les relató la situación. Estos le dijeron que se quedara tranquilo, lo escondieron y ellos mismos frenaron un taxi. Juan José estuvo tres horas levantando el brazo y no frenaba ninguno".
Los chicos no lo iban a dejar solo: le exigieron al chofer que lo dejara en la puerta de la casa y uqe lo llevara, pese a que el hombre se negaba: "El taxista se quedó diciendo malas palabras, insultos y demás. Los chicos le dijeron que llegue a la casa y que llegue bien porque tenían todo registrado".
Finalmente llegó, pero el chofer se negó a bajar la silla, por lo que Juan José debió pedir ayuda para poder bajarla. "Si no era por los vecinos y la ayuda que me pidió a mí, no podía bajarla".
Si bien algunas empresas se ofrecen a mandar autos, lo cierto es que los choferes son quienes se niegan, a diferencia de Horizonte, que se niega completamente. "Hay una operadora que está en el turno noche en Señorial que directamente nos rechazan las llamadas porque tienen su número registrado. Hay 20 llamadas a la agencia, ve el número y no atiende. Si llamamos de otro número, ahí sí nos atiende", aseguró.
En este sentido, aseguró que desde Horizonte hay una "discriminación total y completa", en Señorial está "la buena predisposición de la dueña Rosa", pero nada más, y en cuanto a los taxis, "encomendate a Dios para que nos lleven".
Marcela explicó que "en el último episodio, quería volver solo a casa en la silla. Era una locura". Además ya ha perdido cursadas y distintos turnos, lo que le dificulta su día a día. "Hay que llamar, hacer la reserva, avisar que es con silla y esperar a que llegue el auto. Veremos qué pasa en el próximo viaje", cerró.