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El impacto global del cáncer de piel: prevención, diagnóstico y tratamiento

En 2022, los cánceres de piel se posicionaron como los más comunes globalmente, con más de 1,2 millones de nuevos casos diagnosticados, según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la OMS. Entre estos, el melanoma destacó con 330.000 nuevos casos y casi 60.000 muertes.

El melanoma, clasificado como el 17º cáncer más común a nivel mundial por el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer (WCRF), afecta significativamente tanto a hombres (13º) como a mujeres (15º). En 2020, se reportaron más de 150.000 nuevos casos de esta enfermedad.

Cada 13 de junio se celebra el Día Mundial del Cáncer de Piel, destinado a concienciar sobre la prevención y cuidado ante este tipo de cáncer, especialmente el melanoma, que muestra una creciente incidencia en personas jóvenes. La detección temprana es crucial para mejorar los pronósticos, dado que la piel es el órgano más visible y extenso del cuerpo humano.

El cáncer de piel se origina por un crecimiento anormal de células cutáneas, predominantemente en áreas expuestas al sol. Los tipos principales incluyen el carcinoma basocelular, el carcinoma espinocelular y el melanoma, junto con la queratosis actínica (AK). Es esencial estar alerta a cambios sospechosos en la piel para un diagnóstico precoz, lo que aumenta las posibilidades de éxito del tratamiento. Además de los tipos comunes mencionados, existen formas menos frecuentes como el sarcoma de Kaposi y el carcinoma de células de Merkel, que también afectan la piel y requieren atención especializada.

La prevención del cáncer de piel implica protegerse de la radiación ultravioleta (UV) solar, principal factor de riesgo, que puede causar desde quemaduras solares y envejecimiento prematuro hasta distintos tipos de cáncer de piel. Es fundamental el uso regular de protector solar de amplio espectro, ropa protectora y evitar la exposición solar prolongada, especialmente durante las horas pico de intensidad UV.

 

 

 

Para combatir esta enfermedad, los tratamientos varían según el tipo y la etapa del cáncer, incluyendo cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia fotodinámica y terapia biológica. La elección del tratamiento adecuado depende del diagnóstico específico y de las características individuales del paciente.