Política

Violento asalto y golpiza a médico en La Plata: la policía detiene a banda y busca vehículo robado

En una escalofriante noche que quedará marcada en la memoria de La Plata, cerca de las 23:30 horas, un médico de 44 años vivió una pesadilla en carne propia. Mientras llegaba a su hogar al volante de su Audi A3, el destino le tenía preparada una trampa brutal. Cinco tipos armados lo emboscaron, lo apalearon y lo sometieron con amenazas, arrancándole su vehículo como si fuera su botín ganado.

La sangre no se detuvo ahí. Como si la golpiza no fuera suficiente, estos malandras entraron a su guarida. Amarraron al pobre tipo y lo despojaron de sus billetes, gadgets, fierros y otros tesoros personales. No hubo piedad en su hambre por el robo y el caos.

Pero no contaban con la furia de la policía, encabezada por los duros de verdad, el Oficial Principal Lurbe y la Oficial Principal Ferreyra. Como relámpago de justicia, pillaron a uno de estos sinvergüenzas saliendo de la casa, sosteniendo un televisor como si fuera una medalla al mérito del crimen. Pero no contaban con que los guardianes de la ley estaban ahí para repartir justicia, no para ser testigos.

Este pillo, al notar la presencia de los canas, trató de hacerse el rana y escapar. Pero no hubo suerte para él, porque terminó las peripecias a solo unos metros de su escape. Mientras tanto, sus camaradas pensaron que podrían salir por la tangente, por detrás de la casa y a pie. ¡Pero claro, no sabían con quiénes se estaban metiendo!

La yuta se mandó un allanamiento que puso patas para arriba a la guarida de estos maleantes. Apareció un Volkswagen Polo, el taxi de los truhanes, cargado hasta los dientes con las pruebas de sus fechorías. En el baúl, ni más ni menos que un arsenal de fierros, desde revólveres de todos los calibres hasta una Bersa calibre .22 con cargador y balas listas para la acción. Y si eso no fuera suficiente, en la puerta del chofer del Polo, ¡una 22 más!

El pobre médico no se quedó de brazos cruzados (bueno, en realidad uno sí se le rompió) y colaboró con la cana, dando detalles de los atacantes, cómo iban vestidos y todo lo necesario para que estos forajidos no escaparan impunes. Y así fue como se cepillaron a cuatro más de la banda, que creían que podrían huir unas cuadras y perderse en la noche. Les sacaron los trapos sucios y los bautizaron: V. Cristian, R. Alan (22 años), D. Lucas (23 años), S. Castillo (chileno, 21 años) y F. Pedro, chileno y mayor de edad.

El médico no solo se llevó un susto y unos moretones, sino que también un brazo roto gracias a la violencia que estos desgraciados le propinaron. Lo llevaron al Hospital Español a curarse en salud, en un auto particular, claro está, porque su Audi estaba en manos de los malevos.

Los que se encargan de seguir la pista de estos sinvergüenzas son los de la UFI, esos que tienen la lupa puesta en La Plata. Quieren ver si estos detenidos son culpables de otros crímenes y, además, resolver el misterio del Audi A3 desaparecido. La caza sigue, y estos chorros que se escaparon no deberían dormir tranquilos.