Política

Aníbal Fernández se la Jugó: Polémica Reacción del Ministro ante el Crimen de Morena Domínguez en Lanús

La bronca y el cimbronazo que dejó el asesinato de Morena Domínguez en Lanús no solo tuvieron eco en las calles, sino también en las palabras del ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández. En un escenario caliente, el tipo soltó una respuesta que encendió la polémica: "¿Meterme en ese tema? Ni ahí, no tengo jurisdicción, no es mi rol. Lo que no va conmigo, no me preocupa", les tiró a los periodistas que lo acorralaron buscando que el gobierno de Alberto Fernández tome una posición más enérgica.

Los chongos del periodismo le apretaron los tornillos, preguntándole si al menos había pegado un telefonazo al intendente de Lanús o a su compinche Sergio Berni, el ministro bonaerense. Aníbal, sin vueltas, les soltó: "No voy a andar metiendo las narices donde no me corresponde. Esto está en una jurisdicción que no es mi territorio, no me meto donde no pinto". Eso no fue todo, largó otra vez: "Obvio que lo estamos mirando y dolidos, pero no es asunto mío".

En la otra vereda, elogió el laburo de las fuerzas del Berni y su tropa: "Los canas de la Provincia se merecen aplausos, la inteligencia de la negrada ha dado sus frutos", disparó, remarcando que "tienen un sistema de inteligencia criminal de puta madre, y esta vez volvieron a pegarla. Hay que darles el premio, aunque nos duela que la piba haya palmado".

Aprovechó la ocasión para bajar línea sobre la inseguridad: "La pobreza no es la que gatilla estas movidas, es la falta de futuro. Ya tuvimos que pelear contra eso en la época de Néstor y Cristina, ¿se acuerdan?", tiró.

Ahora, hincando el diente en la raíz del bardo, Fernández lanzó: "El quilombo real es el chumbo, esa basura arruina todo. Los flacos que hicieron semejante atrocidad ni siquiera sabían qué pasaba, porque estaban en el limbo de las drogas". Los Madariaga, según los datos que saltaron, se pasaron la noche dándole al paco con los amigotes y a las 7.10 de la mañana decidieron salir a cazar a alguna víctima para juntar guita y conseguir más veneno. Una cuestión delirante y triste a la vez.