Un fiero golpe al corazón de Abasto estremeció a la comunidad, cuando cuatro maleantes con fierros calientes entraron a los tiros a la casa de un anciano de 74 años, japonés, y se fugaron con un botín que te volaba los pelos.
La movida fue en pleno 201 y 520, en esa zona donde los invernaderos largan la fruta más fresca, justo cuando el sol ni calienta. Los guachos no tuvieron piedad y se mandaron a la casucha donde el abuelo estaba rascándose el higo.
Le pegaron un par de sopapos y le pusieron los fierros en la jeta, todo para cazar dólares yanquis como locos. Revolvieron todo el quilombo, rebuscando entre las sábanas hasta que pegaron el fajo de 4 lucas verdes justo en el momento que el dolarucho se hacía la rata tras las elecciones.
Los canas que saben algo tiraron que también se hicieron con 100 gambas en billetes patrios antes de rajar en un Honda Civic y una Renault Kangoo.
El viejo la ligó, pero por suerte no le hicieron mierda el cuerpo y zafó de que lo piquen a un hospital. Los chorros, por ahora, andan en la vuelta, como si nada.