Nacido el 16 de marzo de 1938 en Buenos Aires, Bilardo fue futbolista antes de convertirse en entrenador. Como jugador, se destacó en Estudiantes de La Plata, donde fue parte del equipo que ganó la Copa Libertadores en 1968. Sin embargo, su mayor legado llegó como director técnico.
Al frente de Estudiantes, llevó al club a la gloria con los títulos del Metropolitano 1982 y el Nacional 1983. Pero su consagración máxima fue en 1986, cuando dirigió a la Selección Argentina en el Mundial de México y, con Diego Maradona como figura estelar, logró la segunda Copa del Mundo para el país. Cuatro años después, también llevó a Argentina a la final en Italia 1990.
Más allá de sus logros, Carlos Bilardo marcó una era con su estilo meticuloso y su pasión por la táctica. Su legado sigue vigente en el fútbol argentino, donde su nombre es sinónimo de éxito y trabajo incesante.